Durante el montaje de la muestra en
Tucumán, cuando los artistas pudieron entrar en contacto
con la realidad que se vivía, fue alcanzando una dimensión
social-política, fuera del campo de lo estético. Pudieron
hablar con la gente, encontrarse con situaciones reales, con la
pobreza, con chicos carentes social y económicamente, con
enfermedades como la tuberculosis, toda una marginalidad que hasta
ese momento, no se conocía.
A través de Tucumán Arde, la realidad social trascendió
lo estético para finalmente convertirse, desde lo artístico,
en una denuncia política, dado que al conocer esta realidad,
decidieron salir de las galerías e instalar la muestra en
la CGT de los Argentinos -donde mayormente transitaban obreros y
estudiantes- para dar a conocer lo que estaba sucediendo.
Durante muchos años, esta experiencia ha quedado en el silencio.
Se estudiaba en varias facultades y universidades del mundo, menos
en Rosario, hasta el año 84 que aparecen las primeras divulgaciones,
aunque en el 90 nuevamente se acalló dado que reaparece una
sociedad movilizada eminentemente por intereses de consumo.
Muchos de los artistas que participaron en Tucumán Arde,
no han vuelvo a pintar jamás. Esta vivencia -que fue muy
fuerte para muchos-, significó correrse de los lugares habituales
de todo artista, replantear su rol y darle otro sentido a la obra,
fuera del circuito comercial. |