La voz que permanece, que encuentra refugio para la soledad y maltrato
de los niños, para la lucha de los trabajadores, para el
dolor de las madres y abuelas. Aquella que construye la esperanza
necesaria para los que no son escuchados, la que se hace oír
en defensa de los derechos humanos. Las polifonías de Rubén
Naranjo constituyen una mirada atenta a la justicia social, a los
chicos de la calle, al respeto por el ser humano.
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